domingo, 11 de octubre de 2009

Eran tres. Una mujer y a cada lado un hombre. Yo los observaba con mi espalda pegada a la pared. Habian colocado las camas una junto a la otra de forma que era imposible pasar entre ellas. Los tres estaban en pijama y metidos en una cama. Los tres esperaban con ansiedad a que alguien dijese en voz alta su nombre. Casi ni se miraban. Quizas alguna mirada de reojo rapidamente interrumpida. Mi tio no pudo evitar decir, como buen ingles, un correcto "buenas tardes".Se encontraban muy cerca y a la vez muy lejos. Estaban casi desnudos en cuerpo y alma. Hubiese sido facil iniciar una conversacion que conectase con la emocion en comun. Incluso, hubiese sido facil alargar la mano y estrechar o rozar la piel del de al lado. Pero miraban al frente como si la vida, irremediablemente y con cierto fastidio, los hubiese obligado a compartir el ascensor...

Si alargas tu mano y rozas mi piel(o mi alma) no pegare un respingo.
Si mi camison se desliza accidentalmente por mi hombro y deja a la vista la curva de mi seno, preferire que te quedes mirando agradeciendo a la vida la suerte de poder contemplar algo hermoso a que , con pudor, desvies tu mirada...

De Raquel Sabido Bell

Gracias por tus sabias reflexiones... gracias por permitirme compartirlas...

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