lunes, 16 de noviembre de 2009

La pesadilla del parto

En situaciones de perdida de control en las que el ser humano se ve sometido a la voluntad de otro, ya sea por violencia física, abuso de poder o abuso psicólogico se produce un trauma, una herida emocional que deja secuelas profundas que tienden a manifestarse en forma de ataques de ansiedad, pesadillas o "flashbacks" (repetición de la experiencia mentalmente con síntomas físicos)
Hasta ahora este tipo de reacciones severas agrupadas bajo la denominación "síndrome de estrés post-traumático" se asociaban con soldados que se habían visto en situaciones de guerra extremas o habían sido torturados y en victimas de secuestro o violación, pero a este grupo se añaden más recientemente mujeres traumatizadas por sus experiencias de parto.
Las mujeres que desde 1999 llaman a la linea telefónica creada por Sheila Kitzinger en el Reino Unido, Birth Crisis, expresan en sus angustiosas llamadas el dolor vivido por intervenciones no deseadas o no explicadas, por despertarse de una anestesia general y creer a sus bebés muertos, por episiotomías sin preguntar y un largo etcétera. Al dolor experimentado se añade la falta de comprensión social ante la angustia, que se intenta suprimir con la creencia de que si el producto final es decir, el bebé, está bien no hay un problema. Las madres que llaman al no encontrar apoyo creen estar volviéndose locas o dudan de la gravedad de lo ocurrido. El porcentaje internacional de trauma relativo al parto es de un 5,9% (J Trauma Dissociation. 2009;10(2):189-203) y la prevención de este trauma debería de ser sencilla según apunta Celia Kitzinger, profesora de psicología y experta en conversación. Lo único que los profesionales deben tener en cuenta es respetar los derechos humanos básicos de las madres que ingresan en las maternidades.
* Capacitar a las mujeres para que tomen decisiones
*Dar toda la información disponible
*Respetar sus deseos
*Explicar a las mujeres en que consisten los procedimientos, que opciones tienen y los riesgos que estas implican
*Cuando surjan emergencias, explicarlas y tratarlas con sensibilidad
*Todos los arriba citados son más fáciles de conseguir cuando hay una continuidad en el servicio del personal sanitario con la embarazada (Traducido de "Flashbacks, nightmares, panic attacks: Why?" por Celia Kitzinger, 2005)
El síndrome de estrés post traumático, se puede presentar en cualquier momento meses o años más tarde y en situaciones que aparentemente no tengan una conexión directa, puede ser por un anuncio en la tele o la visión de una jeringuilla. Aunque también es común que estos episodios se presenten durante un segundo o tercer embarazo. El síndrome de estrés post traumático en relación con el parto se produce mayormente por la falta de control y la falta de información para decidir y aunque no está relacionado con un proceso médico concreto a mayor intervención mayor trauma. El aspecto más triste de está situación es el daño tan profundo que genera socialmente, la estructura familiar empieza ya con un problema, la relación madre e hijo y subsiguientes hijos se ha visto dañada, pero además esa mujer transmite modelos de maternidad negativos y a veces en los embarazos posteriores al trauma se exponen a situaciones extremas por reacción a lo vivido, generalmente optan por una cesárea sin necesidad para retener algo de control o por un parto domiciliario sin asistencia médica.
No todos los partos hospitalarios son traumáticos, otro problema es que al igual que las victimas de violaciones o secuestros, estas mujeres tienen problemas para distinguir entre sentirse abusadas o agradecidas o incluso culpables. Cabe señalar por otra parte que en los diez años que lleva operativa esta línea solo se han recogido dos llamadas por traumas durante partos en casa. Uno de los comentarios más frecuentes es que durante su experiencia en el hospital hablaban de ellas, pero no con ellas. Señalan la falta de contacto visual, la falta de respeto por sus emociones y sus cuerpos, en uno de los casos recogidos en la grabación de estas llamadas, una mujer relata como la dejaron con las piernas abiertas en posición de litotomía mientras el personal de limpieza hacía su trabajo delante de ella. Casi todas hablan de miedo a morir o miedo a que sus bebés murieran. Y algunas explican la tristeza y el dolor de pasar 8 horas sin ver a sus bebés. El efecto que esto tiene en el vínculo de madre e hijo y en la lactancia puede ser devastador. El parto para una mujer es un proceso de suma importancia física, psicológica y espiritual. Es lo que sostiene a nuestra especie de mamíferos, en su intelectualización curiosamente ha surgido lo que algunos llaman deshumanización. Esta deshumanización o lo que yo y otros muchos consideramos, habernos vuelto menos mamíferos ha conseguido separarnos de la calidez y lo sorprendente que puede ser un parto, hasta el punto de olvidar que la madre en el hospital es una hembra humana que necesita del apoyo del resto del grupo para no ser molestada, esto lo saben los perros y los gorilas también.
Una mujer que está pariendo no necesita que el grupo la investigue, la mida o la analice, debería ser reverenciada y protegida, si algo va mal los miembros de este grupo de mamíferos tratarán de ayudarla y gracias a esa intelectualización disponemos de un montón de recursos para ello. Pero no al revés, hemos olvidado en algun punto de nuestro desarrollo intelectual que cuando una mujer pare no quiere decir que algo vaya mal sino al contrario, hay una cadena de procesos increíbles funcionando en la más absoluta perfección. Hasta que no volvamos a ser capaces de observar un parto con el mismo respeto y ensimismamiento de quien observa una puesta de sol, no habrá evolución posible para esta especie porque en ella nos habremos perdido a nosotros mismos. Este texto está basado en mi participación en el taller de Sheila y Celia Kitzinger "Birth Crisis" y en las conversaciones grabadas con autorización de las madres que se escucharon en dicho taller así como varios artículos sobre la linea Birth Crisis y el trauma relativo al parto. Con mi profunda gratitud a la familia Kitzinger por lo aprendido en dicho taller.
Jesusa Ricoy-Olariaga
Es educadora de preparación al parto, doula y voluntaria para la linea Birth Crisis además de madre.
rompiendoaguas2.blogspot.com

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