martes, 22 de marzo de 2011

Taller: El despertar de lo femenino

EL DESPERTAR DE LO FEMENINO
Taller para abrirnos y explorar nuestra verdadera
naturaleza femenina


Un taller pensado para entrar en relación contigo misma, con el poder de tu intuición y sabiduria…..Un taller para relajarse, explorarse y sanarse…..un taller para comenzar a sanar la herida de lo femenino y resurgir como mujeres mas plenas y conocedoras de su verdadera naturaleza.

PROGRAMA

- Kundalini Yoga y Relajación
-Tecnicas de movilización de energía femenina, para entrar en contacto con nuestro útero.
- Visualización creativa para conocer el Arquetipo femenino (modelo de mujer) propio y usarlo como instrumento de autoconocimiento.
- El ciclo femenino. Cómo confeccionar un diagrama menstrual para comprender y usar la sabiduria de los ciclos en tu vida diaria.
- El regalo de la Intuición femenina.

SABADO 9 ABRIL (10:00- 8:00)
PRECIO: 70 euros.
Lugar;Herbolario ECOSOMNIS (Pedreguer)
(habra charla informativa gratuita previamente)

Sofía Gutiérrez:
Terapeuta, Formada en Picología Humanista y Transpersonal.
Diplomada en Magisterio.
Melissa e investigadora de la antigua tradicion de la de la Diosa.
Comparte Circulos de Mujeres, Yoga, Talleres de arquetipos femeninos a distancia, consultas (tambien relacionadas con la maternidad embarazado y crianza), ponencias.

Si estas interesada en realizar este taller ponte en contacto a traves de:
laruedadeana@gmail.com
http://eldivinofemenino.blogspot.com/

lunes, 14 de marzo de 2011

El niño normal

Me parece una entrada buenísima y no he podido resistirme pegarla aquí.

El Niño Normal

Pesa 3,800 Kg. al nacer. Duerme siempre plácidamente, despertándose únicamente seis veces al día para tomar el pecho. Toma cinco minutos del derecho y cinco minutos del izquierdo, engordando exactamente 10 gramos el primer día, 20 el segundo día y así sucesivamente, hasta llegar a tomar exactamente 180 gramos de leche en cada una de sus comidas.

Sorbe vorazmente y sin interrupción e inmediatamente hace un pequeño eructo, durmiéndose felizmente a continuación. Nunca está ni enfermo, ni nervioso, ni es caprichoso y no ha tenido ni siquiera un granito. Crece exactamente 200 gramos por semana, cada semana, durante el primer año de vida. Pasa sin esfuerzo del pecho, al chupete, al biberón de manzanilla, según la voluntad de sus padres y del pediatra.

Hace regularmente (pero no demasiada) caca y pis en el pañal, nunca por la noche.

Duerme seis horas seguidas por la noche desde que nació.

Ríe cuando se le coge en brazos, pero no protesta ni llora cuando se le deja solo en su habitación. Se duerme solo en su cuna, sin llorar o revolverse, abrazando tiernamente a su osito de peluche (u otro “objeto transicional”, el cual habrá sido recomendado por el experto de turno).

En el coche, se deja abrochar alegremente a su sillita sin retorcerse y sin protestar, quedándose dormido casi de inmediato.

Al llegar el cuarto mes de forma espontánea reduce el número de tomas a cinco comidas al día. A los cinco meses pasa, sin ningún problema, del pecho a la papilla hecha con caldo de verduras y, luego, a la papilla a base de cereales abriendo la boca como un pajarito sentado tranquilamente en su trona. A los 7 meses se ha destetado completamente y está listo para ir a la guardería, en la cual se integrará sin sufrir ningún tipo de crisis.

¿Lo reconocen? Esta es la descripción del Niño Normal. Ese oscuro objeto del deseo con el cual cada madre y cada padre, conscientemente o no, comparan a su hijo, sin jamás encontrar equivalencia. Es el niño de los verbos condicionales: «debería ser así…». Un OGM (Organismo Genéticamente Modificado), el hijo de la Publicidad y de las estadísticas.


¿Alguna vez te has encontrado con él? Lo dudo, porque existe sólo en el imaginario colectivo. El Niño Normal es siempre el hijo de otros, jamás el propio. Los niños reales, comparándolo con él, salen forzosamente perdiendo. Siempre tienen unos gramos de más o algunos gramos de menos, quieren mamar mucho más y mucho más tiempo de lo que está establecido por los “expertos”, quieren estar despiertos para que los mimemos y juguemos con ellos en lugar de estar tranquilos en su cochecito mirando al techo, lloran en un modo totalmente incomprensible a pesar de haberlos sometido a todos los tratamientos que recomiendan las mejores revistas del mercado. No quieren dormirse solos en su cuna, ni esperar plácidamente a que el sueño retorne si se despiertan durante la noche. Escupen sin pudor las carísimas papillas con todo tipo de vitaminas y minerales, hacen la caca en el momento menos adecuado o se abstienen durante varios días sin dar ninguna explicación. Y, sobre todo, pretenden estar día y noche con su mamá, la cual no deja de preguntarse que cosa ha hecho mal para que su hijo no sea un Niño Normal.

Sí, porque detrás de cada niño “equivocado”(es decir, todos los niños reales) existe una madre igualmente “equivocada”. Así como el niño tiene que vérselas con el Niño Normal, cada madre tiene que hacer frente a la Madre Perfecta: esa que siempre tiene sus pechos repletos de leche, pero que, al mismo tiempo, pasadas un par de semanas del parto, luce un look de eterna adolescente, haciéndose cargo del bebé tan fácilmente como si bebiera un vaso de agua, y se “organiza” sin olvidar a su marido, la vida social y la vida laboral.

El cuerpo de la madre después del parto, este organismo misterioso, con sus hormonas completamente trastornadas, las pérdidas, la leche que gotea, los senos que cambian constante de volumen, los cambios de humor, el sueño interrumpido… es una imagen completamente diferente a la que nos enseña, una vez más, la publicidad o los libros y revistas para las madres. Ninguna madre nos podemos comparar con esa Madre Perfecta, al igual que no podemos equiparar a nuestros hijos con el modelo propuesto por los mass media.

Sin embargo, los millones de niños que nacen en todo el mundo, que viven y que crecen como seres auténticos, con sus infinitas necesidades, tan únicos, tan diferentes entre sí, son una bendición para sus padres. ¿Por qué entonces desear un Niño normal, un ser totalmente abstracto, cuando un niño real y genuino está frente a nosotros? Si existiese de verdad el Niño Normal, si de la noche a la mañana apareciera en nuestra casa, estoy segura de que su presencia sería inquietante.

Abracemos fuerte a nuestro hijo, que puede que no encaje con las definiciones, las normas, las tablas, los esquemas, los juicios de los “expertos”… Dejemos que sea él a enseñarnos lo que efectivamente necesita, que es aquello que le hace sentirse bien… y esperemos que siga creciendo “equivocadamente”, y que conserve, pasando los años, eso que de único, nuevo y diferente tiene que enseñar al mundo.

Fuente: http://bebeeconomico.wordpress.com/2011/02/09/el-nino-normal/

jueves, 10 de marzo de 2011

De médico a hombre del saco

09 MAR 2011

Me lloran los niños, me ven y lloran como locos, a veces casi histéricos. Nunca antes me había pasado. Un conato de llanto se podía solucionar con un guante de látex con los ojos pintados en plan guiñol o inflado a manera de globo o un depresor de lengua con una carita sonriente. No se me resistía un niño; pero claro, esto era en Inglaterra. Resulta que aquí van y me lloran los condenados.

A ver si resulta que los niños ingleses van a ser más simpáticos... ¡Ni hablar! He tardado casi dos años en darme cuenta, muchas guardias, muchas conversaciones con colegas de otros hospitales, una observación constante a los comentarios de pacientes en los blogs médicos, las series de médicos españolas, los chats sociales… En fin, un lento analizar del entorno médico. ¿Por qué en España los niños lloran en cuanto entra el médico?

Urgencias es sin duda un sitio terrible para un niño. Primero, la espera. Desafortunadamente, todavía es corriente que los niños compartan sala de espera con los adultos en muchos centros sanitarios. Una sala llena de gente compungida, algún borracho, pacientes con goteros o con heridas... Sería lo que antiguamente llamábamos 'dos rombos', altamente inapropiados.

En muchos hospitales esperan por separado, pero nada más; nunca parece haber presupuesto para que esa sala pierda su aspecto aséptico y resulte agradable para una mente tierna. Los que manejan los hilos no tienen ni idea de la diferencia que puede hacer para la familia y para el niño que la sala de espera tenga un dibujo y cuatro juguetes. Ese tipo de cosas no se suele reflejar en ningún marcador de calidad.

Y luego está lo del uniforme. Existe una asociación que comienza casi desde que son bebés de que algo terrible va a pasar cuando aparece alguien de blanco. Acuérdense de los experimentos del perro de Paulov, por algo será, ¿no?

Yo fui durante años la única médico de urgencias en mi departamento con bata blanca (en Inglaterra no se usan) y les aseguro que la bata blanca en sí misma no hace llorar a nadie. Tampoco verán ustedes que los niños lloren cuando ven a un grupo de policías, de peluqueras o a las cajeras del Mercadona. Los uniformes, como tales, no dan miedo; pero el uniforme blanco sí, y esto parece que se lo ha ganado a pulso la clase sanitaria de este país. Sin embargo, no parece preocuparle a nadie. Pues a mí sí, oigan. Personalmente odio ver llorar a un niño y que lloren sólo con verme o asustarles, me supera.

La guinda la ponen algunos padres que refuerzan el terror de sus hijos con comentarios majaderos como “si no te dejas mirar los oídos, esta señora te pone una inyección” o “si no te callas, te dejo aquí y me voy”. ¿Y qué me dicen del repetido “es que a mi niño no le gustan los médicos”, seguro que nunca dicen “a mi niño no les gustan los ingenieros de caminos o los directores de banco”.Somos, el nuevo coco, el nuevo hombre del saco o el Lute que “salta de los trenes para robar niños". ¡Vamos anda, no me fastidies!

Pero sí, me temo que el nivel de crueldad que seguimos teniendo hacia los niños en el ambiente hospitalario lo justifica. El manejo de los niños en los hospitales sigue centrado en facilitar el trabajo eficiente de enfermera y médico, a costa de cualquier cosa, incluidos los derechos más fundamentales de los niños; uno de ellos, sentirse protegido.

Mandar a la madre (o padre) que se salga mientras se realiza un procedimiento invasivo a un niño es cruel, trasnochado e innecesario y por supuesto no beneficia al niño, que al fin y al cabo es lo único que importa. Hay ya algunos estudios de los serios que demuestran que los padres prefieren quedarse y los niños... la duda ofende (¡a los niños, claro!). Aquello de que “es que el niño está mas tranquilo” o “es que el padre seguro se marea” y cosas por el estilo esconden muchas veces inseguridades profesionales, falta de voluntad para dar explicaciones e incluso algo de falta de humanidad pues inmovilizar a un niño entre tres para realizar un procedimiento doloroso es mas cómodo sin testigos.

Cremas anestésicas antes de poner vías, sedación o analgesia efectiva para reducir fracturas o suturar heridas brillan por su ausencia con demasiada frecuencia en nuestros centros, así que si los padres se quedan fuera, pues mejor.

El personal sanitario debería realizar su trabajo sin complejos, sin nada que ocultar y dejar que los padres realicen también el suyo. Quizás con una mejor comunicación entre padres y profesionales, los del uniforme blanco podamos finalmente dejar de ser el coco-come-niños.


www.elmundo.es/blogs

domingo, 6 de marzo de 2011

Si eres dueña de tu vida...

Hay algunas blogueras que, para mi, escriben y se expresan realmente bien. Mónica es una de ellas. ¡Unámonos a esta revolución!

Sacrificio y revolución
por Mónica Felipe

Desde que el patriarcado se instauró, las mujeres y los hombres hemos pagado con nuestro cuerpo y nuestra sangre el sostenimiento de un sistema insostenible. En las civilizaciones mayas, aztecas... los sacrificios en el altar de los Dioses consistían en la extracción del corazón de los pechos de nosotras o nuestros hijos. En la antigua Grecia el mito del Minotaruro nos recuerda el sacrificio que cada año la ciudad otorgaba. Eran siete doncellas y siete jóvenes entregados al toro. Los fenicios realizaban con frecuencia sacrificios de niños en honor de Moloch (más tarde identificado como Saturno). Los cartagineses tomaron estas prácticas y las hicieron suyas. También podemos leer en la Biblia el sacrificio de Isaac, en este mismo sentido. En Roma, los sacrificios humanos, también se realizaron aunque en menor medida. Se trataba de la institución denominada devotio, por la cual un ser humano, generalmente voluntario, se ofrecía como objeto para descargar la ira de los Dioses a fin de salvar un ejército, ciudad...
En la actualidad no realizamos sacrificios humanos con cuchillos y lanzas. Pero el sistema, que es insostenible, necesita el sacrificio de, cada vez más personas, para continuar. Ahora, no abrimos el pecho de un inocente y sacamos su corazón palpitante para mostrarlo a los Dioses; ahora nos sacrificamos en horarios laborales inútiles para poder comprar un adosado y un coche, a ser posible, mayor que el del vecino. Ahora, no imploramos a los Dioses con el cuerpo de nuestro hijo ofrecido en el altar; ahora damos a nuestros bebés a otras mujeres u hombres para que los críen ellos, en la creencia de que es lo que hay que hacer como consagración al sistema capitalista. Ahora, sacrificamos nuestro cuerpo y el de nuestros hijos con enfermedades imposibles originadas por la alimentación envenenada, el agua adulterada y el aire contaminado. Ahora, que ya no tenemos que caer de rodillas ante un sacerdote, bajamos la cabeza y ofrecemos el sacrificio de nuestros hijos que, durante horas, días y años languidecen en un sistema educativo estéril e inadecuado al que rendimos pleitesía por miedo.

Imagina por un momento que las mujeres juntas, a la vez, decidiéramos dejar de sacrificarnos a nosotras mismas y nuestros hijos y nos levantáramos pacíficamente. Que no consintiéramos parir como cobayas, y exigiéramos que el parto en casa fuera gratuito y libre para quien lo quisiera. Convertir el hecho de parir en un acto de placer orgásmico, un acontecimiento sexual, privado y soberano. Imagina que todas las mujeres decidiéramos que somos las madres las que queremos criar a nuestros hijos y no abandonarlos en brazos de otros que cobran por este trabajo (sin que esto signifique renunciar a los derechos laborales adquiridos). Imagina por un momento que todas las mujeres dejamos de hacerle el juego al sistema capitalista y nos revelamos ante la idea de que el cuidado, el amor y el respeto son acciones menos relevantes que la construcción de autopistas, el estudio de las lenguas muertas o la investigación farmacéutica. Imagina que decidimos que nuestros hijos son, ante todo, seres humanos dignos y libres y los tratamos como tal y no consentimos que nadie los humille o desprecie.

Imagina por un momento que tú eres dueña de tu vida, que tú puedes decidir qué quieres hacer, que tienes todo el poder dentro de ti, que no le debes nada a nadie. Si así fuera ¿te levantarías y comenzarías a caminar? Entonces, conecta con tu energía femenina y ponte en marcha. Esta revolución no es como las anteriores. Esta revolución es silenciosa, se hace de dentro a afuera. Es una revolución que acoge no separa Nos concilia con lo que somos, no intenta modificarnos. Esta revolución ya ha comenzado... y todas estamos invitadas.

http://estudiosobreelutero.blogspot.com/

Día Mundial de la Mujer, 8 de marzo

La Red Latinoamericana y del Caribe por la Humanización del Parto y del Nacimiento RELACAHUPAN-Ecuador en el DIA MUNDIAL DE LA MUJER

RESPETANDO LOS DERECHOS DE LA MUJER DURANTE EL EMBARAZO, PARTO Y POSTPARTO

En este día de la mujer deseamos sensibilizar a la sociedad sobre los derechos en el parto, integrándolos a todos los derechos de las mujeres y a los Derechos Humanos.

Porque la maternidad segura no sólo depende del manejo de riesgos, del conocimiento técnico y del recurso a la tecnología, deseamos promover una atención generalizada del parto humanizado, cuyos principios básicos son:

a.. trato digno y respeto de nuestras necesidades fisiológicas, psicológicas, afectivas y culturales
b.. libertad de posición y movimiento durante el trabajo de parto
c.. acompañamiento de personas y lugar de nuestra elección
d.. apego inmediato y permanente con nuestros hijos

Un llamado a la acción

sábado, 5 de marzo de 2011

Una chirigota

Siempre hay otra forma de mirar, de sentir... por ellas, para que sea más facil abrazar la herida