miércoles, 15 de junio de 2011

Dese permiso para ser humano

Tal Ben Shahar, profesor de Psicología Positiva en la Universidad de Harvard

Tengo 40 años: no perderé ni uno más en tratar de ser perfecto. Nací en Israel: ojalá viviera más el presente y menos la eternidad. Contra el egoísmo, la familia. Sea humilde y estará orgulloso de no tener que demostrar nada a nadie. Publico 'Felicidad' y colaboro con HSM.

"Dése permiso para ser humano"

Cuando empecé a enseñar Psicología Positiva en Harvard, un estudiante me dijo: “Me fijaré en usted y si le veo siempre feliz, me matricularé en su curso.

Un chico listo.

¿Usted cree? Le contesté que si me veía siempre feliz, era porque o yo era un psicópata o estaba muerto. Porque sólo los psicópatas y los muertos no sienten nunca envidia, tristeza, dolor, celos... Y nunca fracasan.

¿Qué enseña usted, entonces?

Dése permiso para ser humano... ¡Verá qué alivio! Sólo cuando deje de negar errores y de bloquear las emociones negativas permitirá que le afecten también las positivas.

¿Por qué cree que negamos el error?

Nos educan en la mitificación del éxito.

Palabra vendelibros.

Los padres presionan a sus hijos para que triunfen tras haberse machacado a sí mismos: si no han triunfado, es que no han trabajado bastante. Y nunca es bastante. Yo mismo me torturé la juventud con dos frases: “Nada sustituye al trabajo duro” y “Cuanto más trabajo, más éxito tengo”.

Están de moda; con el sufrimiento.

Pues conducen a la mentira del perfeccionismo. La verdad es que si quieres triunfar más, debes empezar por fracasar el doble y para ello debes comenzar por asumir las emociones que la derrota lleva aparejadas.

¿Cómo?

La vida es una sucesión de fracasos para poder tener algún éxito. Y la paradoja es que cuando aceptas el error, el dolor, la soledad; y las emociones que provocan: el odio, la tristeza, la envidia, los celos, la frustración...

...

Y los dejas fluir sin intentar suprimirlos, sólo entonces dejan de ser tus emociones, para ser sólo emociones. Así se disuelven.

Por ejemplo.

Es mera terapia cognitiva. Supongamos que tiene pánico a hablar en público...

¿Qué sugiere?

Usted interpreta el público –hecho– como amenaza –pensamiento– y reacciona con –sentimiento– ansiedad. Acepte esa ansiedad; déjela fluir y no intente reprimirla.

Pero me seguirá paralizando igual.

La naturaleza para ser gobernada antes debe ser obedecida. Déle curso y llegará a interpretar al público como gente que le quiere y escucha hasta lograr frenar la ansiedad.

¿No se trata de evitar que afecte?

Eso déjeselo a Clint Eastwood. Usted dése permiso para ser débil. Ser positivo no es ignorar o quitar importancia a la realidad, sino aceptarla. Y asumir sus emociones.

Cuanto menos afecten, mejor.

Al revés: negar las emociones desconecta de la realidad. Por eso, cuando usted sea consciente de que ha fracasado y que ha sido vanidoso, egoísta, celoso o traidor...

Vale, ya le capto.

No se conforme con pensarlo usted: no sirve. Dígaselo a alguien. Y si no tiene a quién confesarse, escríbalo. Pero... ¡Expréselo!

Por ejemplo.

Muchos hombres se niegan el derecho a ser cobardes o a cualquier otra emoción. En nuestra cultura el hombre que siente es un sentimental, o sea, débil: menos hombre.

¿Y ellas?

El pecado emocional de ellas suele ser negar el enfado. Les parece poco femenino pillar un buen cabreo... Y que se note.

Con lo a gusto que te quedas.

Cuando despiden del trabajo a uno de mis pacientes, le hago escribir un “diario del cabreo del parado” para expresar lo humillante que es que prescindan de ti; lo inútiles que son muchos de los que se quedan.

Un desahogo.

Relaja más chillárselo a los jefes, pero aunque sea tarde, que lo expresen. Los parados que se manifiestan, maduran, crecen, se distancian de su emoción y se ponen en mejor posición para encontrar empleo después.

O no.

O no, pero tendrán más autoestima y realismo para juzgar un sistema incapaz de repartir la prosperidad a través del empleo. Y serán capaces de organizarse para cambiarlo.

Es más fácil instalarse en la mentira.

En el hospital de Harvard verificamos si los equipos mejoraban resultados con las condiciones de efectividad de Hackman.

¿Y...?

Pues no mejoraban. Sólo comprobábamos esa mejoría en los casos de vida o muerte.

¿Por qué?

Porque no podían ocultar las negligencias que provocaban muertes, pero las demás las tapaban para “proteger al equipo”.

Así que no se corregían.

Hicimos que se comunicaran todos los errores menores y –después sí– verificamos que los equipos que las cumplían rendían más.

Los que tapan errores suelen ascender.

Sólo en organizaciones perfeccionistas, ergo mentirosas. En las organizaciones maduras, los errores no son fallos para culpar a una persona, sino oportunidades de todos para mejorar el funcionamiento del equipo.

¿Un optimista es un pesimista mal informado?

Yo prefiero ser optimalista y aspirar a casi todo, para al fin saber disfrutar con casi nada. Hoy sabemos que la felicidad no es la culminación del éxito, sino sólo su inicio.

¿...?

Las personas que asumen la realidad –que son sólo humanos– no aspiran a ser el más listo, guapo o rico, sino que aprecian lo que ya son. Y son más felices. Y, a partir de ese bienestar, suelen tener éxito.

http://www.lavanguardia.com/lacontra/20110614/54170544354/dese-permiso-para-ser-humano.html

martes, 14 de junio de 2011

Carlos Gonzalez se ha manifestado sobre el caso Habiba

La protección a la infancia en España y el maltrato institucional
Carlos González

Tengo en mis manos el libro La crianza del niño. Lecciones de puericultura, del Dr. Enrique Suñer Ordóñez, publicado en San Sebastián en 1939. El Dr. Suñer había fundado en 1923 la Escuela Nacional de Puericultura, y tras el triunfo de Franco fue de nuevo director de esa institución y del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos de España.

En su libro, entre muestras «de recuerdo, admiración y cariño a S. E. el Jefe del Estado, a nuestro Generalísimo», propone separar de sus madres a los hijos de las viudas de guerra «rojas» para darlos en adpción a familias «nacionales» o ingresarlos en instituciones:


[…] destacar la conducta que es menester seguir con aquellos niños de nuestros enemigos de hoy; de los huérfanos de padres que dentro de nuestro territorio recibirán seguramente de sus madres la inoculación de un rencor tan profundo como inextinguible. […]
¿Deberemos dejar todas estas almas infantiles y juveniles en contacto íntimo con la fuente del veneno causante del odio?
Claro que no. […] Este odio hay que borrarlo; este veneno es menester a todo trance neutralizarlo con el único antídoto que puede hacerlo inactivo: con el empleo de una profunda caridad encomendada a nuestras mujeres, las de nuestra España, las que albergan nuestros sentimientos. Un esfuerzo inmenso pide la Patria a nuestras familias. Este esfuerzo es el de la adopción en los propios hogares a ser posible, en los establecimientos en donde se vigilen a los alojados desvalidos, como madrinas o madrecitas, prestándoles afectos, asistencia y cuidados como a los hijos propios.
La adopción de estos hijos del enemigo que nos odia será la única manera de combatir el gran problema nacional que nos amenaza en la post-guerra.


Lo que otras dictaduras hicieron de forma clandestina, el secuestro sistemático de los niños de la oposición, en España se hizo a la luz y se puso por escrito.
Tal vez fue así como entró en nuestro sistema de atención a la infancia la idea de que ciertas madres son peligrosas para sus hijos, no porque les vayan a maltratar, sino simplemente porque les van a educar mal. La idea de que ciertos niños estarían mejor en una «buena familia», o incluso en una institución, que con sus madres. Una vez establecida, esa idea se puede aplicar a otros casos, y servir de justificación moral para otras actitudes.
En ningún momento ha habido una condena, una ruptura, una solución de continuidad en nuestro sistema de atención a la infancia. Treinta años después, los mismos que tras la guerra habían secuestrado hijos de «rojos», u otros profesionales más jóvenes, discípulos o subordinados de los anteriores, secuestraban a otros niños para darlos en adopción. No eran monstruos, simplemente se creían en posesión de un conocimiento superior y de un derecho superior. Ellos «sabían» que algunos niños, especialmente hijos de mujeres pobres o de madres adolescentes o solteras, iban a ser desgraciados; y por tanto «podían» separarlos de sus madres para buscarles una buena familia. Eso necesitó la complicidad o el silencio de cientos o miles de profesionales, que difícilmente hubieran podido conciliar el sueño cada noche si no hubieran sido capaces de convencerse a sí mismos de que estaban justificados, de que todo era por el bien del niño.
Y de nuevo, treinta años después, esos mismos profesionales u otros más jóvenes que han sido sus discipulos y sus subordinados siguen separando a los niños de sus madres, sin escrúpulos, sin vacilaciones, sin remordimientos. Porque siguen creyendo que los niños están mejor lejos de sus madres.
El caso de Habiba no es ni mucho menos único. Los he visto con mis propios ojos, he hablado con sus abogados, compañeros pediatras me han explicado su frustración cuando una madre de escasos recursos rechaza la idea de ir a solicitar una ayuda a los servicios sociales «no, allí es donde nos quitan a los niños». En internet encontrará relatos de madres y de hijos:
http://judith-serra-estrela.lacoctelera.net/
http://www.centrosdemenores.com/
http://niostutelados-trini.blogspot.com/


El problema es que nuestra legislación permite a las instituciones de atención a la infancia llevarse a los niños sin obtener primero la orden de un juez. Tienen potestad absoluta, y luego son los padres los que deben, en todo caso, acudir a los jueces para pedir que les devuelvan a sus hijos, lo que ha ocurrido muchas veces, pero siempre demasiado tarde y cuando los niños ya han sufrido graves daños psicológicos.
Véase por ejemplo la Guía Básica de la Dirección General de Atención a la Infancia y a la Adolescencia de la Generalitat de Cataluña:
http://www20.gencat.cat/docs/dasc/03Ambits%20tematics/07Infanciaiadolescencia/Recursos_professionals/Pdf/DGAIA_guiaCAT_taronja%20(3).pdf
En la página 13 se explica la diferencia entre «menor maltratado» y «menor desamparado»; en este último caso «se aprecia cualquier forma de incumplimiento o de ejercicio inadecuado de los deberes de protección establecidos por las leyes en la guardia de los menores o faltan a éstos los elementos básicos para el desarrollo integral de su personalidad».
La situación de desamparo se declara mediante «resolución motivada del organismo competente de la Administración […] Se notifica a las partes afectadas y al Ministerio Fiscal para que se garanticen los derechos de los afectados».
«La declaración de desamparo comporta la asunción automática de las funciones tutelares sobre el menor por parte del organismo competente (DGAIA). Implica la suspensión de la potestad del padre y de la madre o de la tutela ordinaria durante el tiempo de aplicación de la medida. La DGAIA puede delegar la guardia del menor que ha tutelado».
Es decir: son los funcionarios los que declaran el desamparo, por motivos tan inconcretos como «cualquier forma de ejercicio inadecuado»; no tienen que pedir autorización al Ministerio Fiscal para hacerlo, sino sólo informarle después de haberlo hecho, y pueden quedarse al niño o pasárselo a quien ellos quieran.
No estamos hablando de proteger a un menor porque ha sufrido malos tratos. Basta con que detecten lo que ellos llaman una «situación de riesgo». Ya hablar de un «riesgo de malos tratos» daría escalofríos. ¿Se imagina que se pudiera detener a alguien que nunca en su vida ha robado un banco porque existe «un riesgo de que robe un banco»? Si estuviésemos hablando de un riesgo de malos tratos, sería el único caso en que, como en las películas de ciencia ficción, se puede castigar a un futuro delincuente antes de que cometa el delito. Pero es que ni siquiera se trata de eso. No hace falta sospechar o temer malos tratos ni ningún otro delito. El «riesgo» es un riesgo genérico e indefinido, no se sabe de qué, tal vez de que el niño sea «malcriado», o no se «socialice» adecuadamente, o vaya a saber de qué. Riesgos que, de materializarse, no constituirían un delito.
¿Y a quién le pasan las instituciones el niño así «amparado»? Pues habitualmente a un centro privado concertado que cobra por menor y al que interesa, como a los hoteles, conseguir la máxima ocupación posible. Sólo que el centro de menores cobra mucho más que un hotel.
Aquí pueden ver una estadística sobre más de 8000 niños «protegidos»:
http://www20.gencat.cat/docs/dasc/03Ambits%20tematics/07Infanciaiadolescencia/Proteccio_infancia_i_adolescencia/Sistema_catala/Pag4.Abril2010(3).pdf
El 47,6% se protegen en su propia familia. El 18,3%, en una familia ajena, en acogimiento o adopción. El 34%, 2.785 menores, en centros de asistencia.
Pero los costes son muy distintos, según el informe de junio de 2009 del Síndic de Greuges, el defensor del pueblo catalán:
http://www.sindic.cat/site/unitFiles/2478/Informe%20Protecci%C3%B3%20Inf%C3%A0ncia.pdf
Como puede ver en la página 236, la administración gasta 1.275 euros al año por cada niño acogido en la propia familia, 2.597 euros al año por cada niño acogido en su familia extensa, 3.129 euros por cada niño dado en acogimiento o adopción, ¡y entre 30.000 y 40.000 euros al año por cada niño internado, según el tipo de centro!
Saldría mucho más barato dar una ayuda económica a las familias sin recursos que quitarles a los niños. Pero nuestro sistema desconfía de las familias, sobre todo de las familias pobres, y prefiere gastarse el dinero en centros controlados por profesionales.

http://todossomoshabiba.blogspot.com/

miércoles, 8 de junio de 2011

Parece que el juez hablará mañana

Mayo 2011, el Instituto Madrileño del Menor y la Familia separa a una madre marroquí que vivía en una residencia de madres jóvenes sin recursos, Habiba, de su bebé de 15 meses a la que amamantaba a demanda (no sometida a un reloj) tal como recomienda la OMS y la Asociación Española de Pediatría.


Alegan que el motivo de la separación es por “no cumplir con los objetivos de una programa de psicoterapia y habilidades maternales que implica abandonar la lactancia materna prolongada por considerarla caótica y perjudicial para los niños y niñas. En esos centros obligan a las madres lactantes a tomar medicación para que se queden sin leche, algo que, además de acientífico e inhumano si ellas no quieren, es incoherente con su bajo nivel económico porque la lactancia es gratuita.

El caso de Habiba es cierto, ha destapado LOS HORRORES de la política de los centros de menores respecto a los vínculos de los bebés con sus madres y su facilidad para separarlos y arrebatárselos; ha movilizado a la blogosfera maternal y activista que ha puesto en marcha una recogida de firmas online y hay entidades serias defendiendo el derecho de esta madre a tener a su hija y demostrando sus capacidades físicas y mentales como La Fundación Raices, la psiquiatra infantil del hospital Puerta del Hierro y profesora de la Universidad Autónoma de Madrid Ibone Olza y el abogado especializado en defensa de menores Juan Ignacio de la Mata.

Abajo adjuntamos información sobre este suceso que vuelve a poner sobre la mesa el desamparo de muchas madres sin recursos, el ABUSO DE PODER INSTITUCIONAL y el fanatismo de la pedagogía negra que sigue campando en estamentos oficiales en contra de la Ética, de las necesidades de los bebés mamíferos y sus familias y de los estudios neurológicos y sobre el vínculo.

Continuar leyendo en El Blog Alternativo: http://www.elblogalternativo.com/2011/06/08/cuento-mitologico-en-apoyo-a-habiba/#ixzz1Oimq5HGv

domingo, 5 de junio de 2011

Aquí mi indiganación´...

Aunque tengo muy poco tiempo para incluir post en el blog, no quería dejar de plasmar aquí mi indiganación por esa deshumana separación de madre e hija que se ha infringido desde una institución pública.
A veces no entiendo que está pasando... sin embargo, otras lo entiendo todo.
Creo que este sistema como lo conocemos tiene sus días contados y en el triste intento de sobrevivir se cometen actos nefastos como este... no será el último, profetizo que nos llegarán muchas más atrocidades sin sentido pero lo bueno de esto es que YA NO NOS PUEDEN CALLAR!!!
Daos cuenta de la R- EVOLUCIÓN que provoca cualquier atentado contra la diada mama-bebé, meteos en la red.... estamos juntas y ya no nos van a parar.
Os dejo este enlace para que podais informaros bien de la noticia y para que firmeis en contra de este nuevo atentado a la humanidad http://www.centrosdemenores.com/?El-IMMF-separa-a-una-nina-de-15.

La mujer salvaje está despierta.

miércoles, 1 de junio de 2011

Mi niño...

Mi niño se fue ayer de viaje de estudios, el mismo día que cumplia 11 años.
¿Cómo es posible que hayan pasado 11 años!!! de aquel desnaturalizado parto en que empezó mi camino de aprendizaje?
Cuando miro hacia atrás y observo como fue la crianza de mi hijo mayor ya no me fustigo por ello como lo hacía hace un tiempo, aquello fue mi proceso de aprender como madre y estoy segura de que Álvaro lo eligió así.
Álvaro se llevó todo el lote de crianza con desapego... desde luego yo no sabía lo que sé ahora.
Álvaro nació de un paro intervenido y acabó con ventosa... fue separado de mi nada más nacer durante 24 horas porque era muy grande y había que observarlo ¡qué vacío sentí entonces... imaginaos mi pequeño!
Álvaro durmió en su cuna desde que nació, y chupó chupete en lugar de mi pezón.
A los tres meses ya tomaba biberón por recomendaciones varias y ya había tomado también algún jarabe para tos y mocos...¡qué novata!
A Álvaro le sacamos de nuestra habitación cuando tenía ocho meses (en que estaría yo pensando!!) y le enseñamos a dormir con el método Stivill (es lo que más me cuesta digerir).
Curiosamente es el que peor ha dormido de mis hijos, con pesadillas y terrores nocturnos hasta los pasados 9 años.
A Álvaro le he dado cachetes en el culo (histerica) y en algún otro sitio no tan fácil de pronunciar para que aprendiera a obedecer.
Le quitamos el chupete bruscamente a los tres años.
Álvaro está escolarizado desde que tenía un año y mira que lloraba... lloró durante cuatro años cada vez que tenía que ir al cole.
Álvaro paseó en carro, nunca en portabebés, cerca de mi pecho.
Y Álvaro vivió la separación de sus padres cuando tenía 6 añitos, duro trago para todos y mucho más para los niños.
Pero le he amado con todas mis fuerzas de entonces... , que raro, llevar a cabo todo este listado y amar...
El caso es que de pronto cayó en mis manos el libro de Carlos Gonzalez "Bésame mucho" y fue para mi algo parecido a la caida de San Pablo del caballo en Damasco. Ese libro vibró tanto en mi corazón, en mi alma, que todo cambió para mi y para mi hijo. Él ya tenía 4 años.

Así que con mi nueva conciencia llegó el momento de compensar, de empezar de nuevo (porque nunca es tarde), de amar desde otro lugar, desde el corazón y las entrañas no desde la razón... aunque verdaderamente no con toda la fuerza que tengo hoy para hacerlo, que cosa que la edad me haya dado más fuerza para amar a mis hijos y darles lo que se merecen.

Pero a pesar de todo algo salió bien, a pesar de todo ha debido sentir amor detrás de cada acto, para mi ahora, equivocado, porque mi niño, el que ayer cumplió 11 años y al que no pude ver, mi niño digo es UN CIELO. Es un niño amable y generoso, es respetuoso y cariñoso, es cercano, familiar y guapíssssimo... y ahora estrá disfrutando como loco de su primera salida con amigos fuera de casa, tres diítas estará por ahí... ¡Qué la Diosa te guarde y te bendiga Álvaro!
Gracias por enseñarme tanto.